Nora Astorga: su lucha por la liberación de Nicaragua
Colaboradora: Susana Lozano Viesca
Sección: Mujeres en las revoluciones
Nora Josefina Astorga Gadea de Jenkins, nació en Managua,
Nicaragua en 1949 en una familia de clase media, católica y de corte liberal.
Su educación la recibió en un colegio de monjas, del cual surge también su
despertar ante la desigualdad nicaragüense pues, como parte de sus actividades
escolares daba catecismo en los barrios marginales de Managua. Lo que veía en
casa y las ideas de sus familiares contrastaban mucho con lo que ella veía
durante su apostolado, este contraste le ayudó a consolidar sus propios ideales
y le llevó, eventualmente, a formar parte de la lucha sandinista.
A los 16 años, fue enviada por su padre a Estados Unidos con
afán de que tuviera un cambio de ideas, sin embargo, durante sus dos años de
estancia presenció el racismo inmerso en el país norteamericano, lo que provocó
en ella un sentido revolucionario mucho más despierto, una sed de cambio
social.
A su regreso a Nicaragua, en 1969, comenzó a leer a Sandino
y a acercarse a círculos que simpatizaban con él conociendo así a personas que
estaban activamente en el Frente quienes la invitaron a participar. Nora inició
activamente en el Frente Sandinista de Liberación Nacional en 1969 teniendo
como primera responsabilidad ser correo, transportadora y localizadora de casas
de seguridad de Oscar Turcios, miembro de la Dirección Nacional, actividad que
ejerció hasta 1973.
En 1972, durante una huelga conoció al que sería su esposo
por 4 años, se separaron en 1976. Durante sus años de matrimonio tuvo
participaciones menos activas en el frente, sin embargo, regresó a la acción en
1978, mientras trabajaba de abogada corporativa en una constructora, puesto que
le sirvió como fachada para sus actividades clandestinas. En ese mismo año,
participó estilo “Mata Hari” en el Operativo Perro, que tenía como fin seducir
y secuestrar al General Reynaldo Pérez Vega, segundo hombre de Somoza, para
intercambiarlo por presos políticos, operativo que terminó con la muerte del
General.
El fiasco del Operativo Perro la llevó a la clandestinidad,
dejando atrás su trabajo y a sus dos hijas para unirse a la guerrilla. Fue
enviada al Frente Sur, donde estuvo alrededor de ocho meses. Inició en la
escuadra médica, participó como fusilera en la escuadra de mortero y fungió
como jefe política de escuadra, a pesar de tener inicialmente miedo a las
armas.
Durante su estancia en la guerrilla estuvo embarazada de su
tercer hijo, por lo cual, al final de su embarazo fue enviada a Costa Rica para
que pariera y fungiera como propagandista en aquel país. El 19 de julio de
1979, tras la renuncia de Somoza y su huída del país, Nora regresa con su hijo
a Nicaragua para participar políticamente en la Revolución. Tras el fin de la
dictadura trabaja como Viceministra de Justicia (una semana), responsable de
finanzas del nuevo ejército (tres meses), fiscal en los juicios de los
somocistas presos (un año) y, finalmente como diplomática de Nicaragua frente a
la ONU, puesto que ostentó desde 1986 hasta 1988, año en que pierde la batalla
contra el cáncer.
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